Blogia
Associació Cultural Catalunya - El Salvador

burbujas en el desierto

por Luis Alemán

“Creí que El Salvador no estaba tan modernizado. Había escuchado por televisión que sólo era un pueblito”. Eso fue lo que dijo Camaguey, periodista portorriqueño, en su primera visita al país más pequeño de América.

Pero lo que más le sorprendió hace cuatro años, mientras cubría los Juegos Centroamericanos, fueron los malls, o centros comerciales, como los llamaba este boricua. “Creí que aquí no existían”, decía al adentrarse en Metrocentro.

Se volvía loco. Para él los shopping malls eran un referente del primer mundo. Pero si mi amigo decidiera regresar al país, se quedaría aún más sorprendido con los nuevos malls de El Salvador: La Gran Vía (2005), Multiplaza (2004), Las Cascadas (¿¿??)... Burbujas blue dentro de un país del tercer mundo. Escapes de la realidad. Opio del pueblo.

La nueva droga

Hace una década, recién terminada la guerra, a pesar de que, desde 1989, El Salvador había dado un giro hacia la política neoliberal, y que Metrocentro, el centro comercial más concurrido, llevaba 30 años abierto, la cultura de los malls aún no se había impuesto.

El país se dolarizó en 2001. La inflación subió... Pero paradójicamente la gente acudía cada vez más a los lugares de consumo. Las reuniones en los parques, el centro histórico o las casas comunales de los barrios, fueron disminuyendo hasta desaparecer. La gente prefería reunirse en el shopping mall. Y como la droga, que tiene por adictos, en su mayoría, a personas jóvenes, los malls envolvieron con su efecto alucinógeno a las nuevas generaciones, ofreciéndoles refugio en tiempos de mucha violencia, con un promedio de diez asesinatos diarios.

En el centro comercial se pude conocer Italia a través de Benneton; España en los ojos de Inditex y sus marcas Zara, Bershka y Pull and Bear; Nueva York en la tienda Kenet Cole... Quizás por eso la cultura mall y su toque cosmopolita llame tanto la atención. La gente busca un lugar en el que pasar todo el día comiendo, visitando el cine, tomando café y recibiendo un masaje... Porque fuera del perímetro hay inseguridad, pobreza, desempleo, realidad.

La clases media y baja son la que más gustan de este escape. Y coincidentemente, éstos son los sectores que más remesas familiares reciben, en especial de Estados Unidos. Los más de tres mil millones de dólares que el año pasado llegaron a El Salvador vía remesas familiares, seguramente acabaron en los malls y se fueron nuevamente, en su mayoría, con las franquicias norteamericanas. Dinero de paso, no productivo; dólares para el consumo, sólo para eso.

Construcciones en el desierto

Grupo Roble, el encargado de la construcción de los mega centros comerciales en El Salvador, ha llevado estos mismos proyectos millonarios a Guatemala, Costa Rica, Panamá, Nicaragua y Honduras. En total, 18 centros comerciales.

Mi colega Camaguey no estaba equivocado al pensar que estaba en un país del primer mundo. Los estándares con los que están construidos los malls salvadoreños constituyen un espejismo de la realidad. Una burbuja sostenida económicamente por las remesas, en la que todos consumen.

Así, si hacemos un zoom out y observamos los mega malls desde la atmósfera, veríamos un espejismo en el desierto. La Gran Vía y Multiplaza, de hecho, literalmente son eso. Construidos en una de las zonas verdes más importantes del país: la finca El Espino, las obras se iniciaron sin reparar demasiado en permisos legales ni posibles daños ecológicos, y en nombre del desarrollo que se mide con espejismos, ahí siguen.

Pero Camaguey, fuera de la burbuja, la cosa es diferente.

0 comentarios