entrevista a Felipe Vargas, director de Los López
El Lic. Felipe Vargas ha estado al frente de la Secretaría de Comunicaciones de la UES durante varios años. Buena parte de los últimos tres, los ha dedicado al guión de "Los López", un documental sobre la Guerra que, al mismo tiempo, es un documental sobre lo que le puede haber sucedido a cualquier familia de El Salvador.
Tras haberlo pre-estrenado en el Cine Teatro de la UES, atender sugerencias y repensar cómo podía mejorarse, "Los López" se estrenará oficialmente el próximo 23 de noviembre en los Multicinemas del centro comercial Multiplaza. Y el público general podrá verlo en cuatro únicas fechas, del 26 al 29 de noviembre, en la misma sala.
Ciertamente, que un cine comercial de El Salvador proyecte un documental, ya es un éxito. Pero de eso iremos informando poco a poco. Hoy nos interesa saber qué le pasa por la cabeza al director, a tres días de estrenar su proyecto más ambicioso hasta la fecha.
¿Cómo surgió la idea de hacer el documental?
Desde que me involucré en el cine y el trabajo audiovisual, en 1998, pensé que era importante para nuestra juventud conocer, no sólo el desarrollo de la guerra, sino sobre todo los porqués. El video tiene la desventaja de que dificulta establecer matices históricos, pero sí tiene mucho más impacto que el texto. No hay muchos narradores que puedan reproducir el terror de lo que pasó, ni la valentía de oponerse a una dictadura. Las imágenes seleccionadas en “Los López” privilegian en su enfoque a la gente, el pueblo, las familias o la juventud que vivió en medio de las balas con la convicción de construir un El Salvador más justo. Creo que se deberían hacer docenas de documentales sobre la guerra, pero no para cimentar el odio, sino para transmitir el mensaje de que la solidaridad, la justicia, la equidad y el respeto a la gente pobre, es la mejor inversión para evitar las guerras.
¿Qué aporta "Los López" a los anteriores trabajos realizados sobre la guerra?
Existen al menos unas 30 obras en cine y video, sobre la guerra. Hay centenares de reportes periodísticos e incluso documentales de largo metraje. Perp “Los López”, a diferencia del resto, muchos de ellos excelentes, se centra en una familia. ¿Por qué? Porque parafraseando a Roque Dalton, las familias salvadoreñas después del conflicto están “medio” muertas. Toda la gente tiene luto, dolor y recuerdos. Espero que la familia López pueda representar a todas aquéllas que, de alguna manera, salieron afectadas por las pérdidas de vida, sentido del honor, justicia y dignidad, abandono, orfandad y migración forzada.
¿Por qué la familia López?
Porque pude conocer a algunos miembros durante la guerra. A diferencia de otras familias, el video y la fotografía “capturaron” a Mirtala como luchadora social, enfrentando al batallón Atlacatl, y fui testigo de cómo ella y sus compañeros resistieron por varias horas la captura por parte de las fuerzas de seguridad pública. En doña Magda percibí, en medio de su sencillez campesina, una irreductible dignidad, valentía y coherencia con sus valores morales y religiosos. Pese a que perdió a su esposo, todos sus hijos y una hija en la guerra, no la atormenta el rencor pero tampoco le teme al recuerdo y a la denuncia. Luego que supe de Carabina, su hijo mayor, y del resto de la familia, supe que había una bella historia que contar y había que hacerlo aún con serias limitaciones. Sé que se puede hacer una mejor producción con mayores recursos y tiempo. Pero estamos en El Salvador.
¿Es necesario seguir reflexionando sobre la guerra, después de tanto tiempo?
El ser humano es así. Algunas veces se nos quiere convencer de que existimos sólo para consumir y competir. Pero no, parte de nuestro ser es el recuerdo, la memoria, la reflexión... porque ello ha permitido de alguna manera establecer reglas de convivencia pacífica. Obviamente, éstas no son acatadas de forma aceptable. Mientras la humanidad utilice armas para someter a otra gente, otros pueblos, será evidente que se tiene que reflexionar más y con mayor profundidad. Creo que se podrán contar con los dedos de las manos las familias salvadoreñas que se sienten satisfechas de ver có,mo está el país, con su inequidad, violencia, desempleo, insalubridad, desarraigo a las raíces y una pobre identidad cultural. El documental responde a una necesidad humana.
¿A quién está dirigido?
Podrán sentirse defraudados los que conocen mucho de la guerra. Hay tanto que contar que no puede hacerse de una vez. El intento es explicar por qué hubo guerra y en qué circunstancias se dio y terminó. Lo más simple posible para que la juventud, aquéllos que saben poco del conflicto, se hagan una idea de que pasó; que quede claro que la guerra no se dio porque quiso un dirigente de la guerrilla o un general del ejército. Hubo elementos históricos, falta de democracia, dictadura, represión, violación masiva de los derechos humanos... Lo que, en definitiva, estremeció a Óscar Romero. Que la guerrilla cometió algunas violaciones, es cierto, pero la Comisión de la Verdad concluyó que la gran mayoría de abusos, entre ellos algunos de lesa humanidad, fueron atribuidos al gobierno y a sus fuerzas militares y paramilitares. Se está citando a una comisión respetable en cuanto a responsabilidades, y no se trata de que para ser “neutral” debe distorsionarse y culpar por igual a las dos partes. Entonces, las expectativas del grupo de producción –todos jóvenes estudiantes y recién estrenados licenciados de ambos sexos- pasan por dejar sentadas las ideas generales del conflicto. La profundidad vendrá después, en la cátedra, la investigación, los libros.
¿Estamos ante un documental exportable?
Hasta cierto punto podrá interesar a pueblos europeos, sudamericanos y de Estados Unidos, especialmente aquéllos que apoyaron la guerra o se opusieron a ella. Indudablemente, la población salvadoreña en el exterior querrá verlo. Hay imágenes, tal vez no inéditas pero desconocidas, para la gran mayoría de familias en Estados Unidos y Canadá, que son quienes sostienen la economía nacional. Es llamativo que un país tan pequeño como El Salvador se convirtiera en noticia internacional por una guerra civil, donde también hubo una pesada intervención de Estados Unidos y apoyo del bloque socialista, a bandos diferentes. Pero la familia López, típica en el pueblo salvadoreño, se involucró no por sus simpatías con la Unión Soviética o por ser versada en marxismo, sino por sus ansias de justicia en el país y porque vieron que las armas y helicópteros de Washington disparaban sólo contra la gente pobre opuesta a una dictadura
El trabajo de producción ha sido largo... ¿Qué dificultades ha tenido?
El cine y el video en El Salvador apenas empezaron después de las memorables iniciativas de José David Calderón ("Los peces fuera del agua") y de Alejandro Coto (los documentales "El Rostro" y "El Carretón de los sueños"). Durante la guerra se hizo algo de cine y mucho video, como nunca antes en la historia del país. Gracias a ello se ha podido hacer "Los López". Pero en El Salvador, las dificultades para producir son enormes. Lo hemos hecho en tiempo marginal y va a poder estrenarse gracias al apoyo de la Asociación Cultural Catalunya - El Salvador. Las dificultades se notarán en la parte técnica. Con mayores recursos, no sólo hubiera podido hacerse un mejor trabajo, sino pagarle al grupo de jóvenes voluntarios que incluso trabajaron 48 horas sin parar en la parte final de la edición. Un robo de sus cámaras (dos de video y una de fotos) les desalentó mucho. Pero afortunadamente, el rector Quezada autorizó la finalización de la edición y el estreno, aún cuando mi persona ya no era parte de la Secretaría de Comunicaciones. Espero que la Universidad de El Salvador dé continuidad, con partidas presupuestarias, a la formación, producción y difusión del cine salvadoreño.
¿Con este trabajo da por cerrada su reflexión sobre la guerra?
Al contrario, espero que "Los López" esté entre los primeros documentales sobre la guerra en tiempos de paz. Lo peor que puede hacerse es consumirse por dentro y no contar. Hay mucha gente joven, en la realización, edición, fotografía y dirección, que puede contribuir a conocer nuestra historia. Hacer del video un instrumento de reconciliación basada en el descubrimiento de los hechos, de la verdad, es una obligación. También puede utilizarse para lo electoral, expresar rencor y hacer llamados a más violencia... pero eso sería un error.
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