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"El sueño de Mariana", de Jorge Galán (F&G Editores)
por Jasmine Campos
Una ciudad del futuro, dividida en dos grandes estratos sociales: el de aquellos que gracias a la tecnología viven acomodadamente en los hexágonos y el de los rezagados sociales que viven en los círculos. Ese es el escenario en donde se desarrolla la nueva novela del joven escritor salvadoreño Jorge Galán: El Sueño de Mariana.
En términos generales, la historia está bien contada, pues Galán demuestra el dominio de la palabra, del oficio, de lo bien cuidado, y aunque separa muy bien los distintos géneros que cultiva –poesía, narrativa y dramaturgia–, hay en el texto ciertos visos poéticos que enriquecen las imágenes.
Quiero insistir en que el libro es muy distinto a otras cosas publicadas por Galán. Pienso por ejemplo en el cuento lleno de magia que ganó el concurso Charles Perrault o en el doloroso poemario La Habitación, su más reciente publicación poética. Ahora aparece este nuevo texto, con una temática ¡tan distinta!
El autor nos lleva a la ciencia ficción, un género poco explotado en el ámbito de la narrativa salvadoreña, tal y como lo señalaba Carlos Cañas Dinarte durante la presentación de la novela que el Foro de Escritores organizó en la Feria Internacional del Libro. Durante la ocasión, se habló de ciertas reminiscencias en el texto a figuras de los grandes maestros de la ciencia ficción. Yo paso de comparar, porque prefiero redescubrir al autor a través de esta faceta y de lo que quiere contarnos.
El texto nos describe una ciudad, pero sobre todo a una sociedad con sus valores y anhelos. La tecnología resuelve muchas de las necesidades humanas, como por ejemplo a través de la creación de “clones a la medida”, que pueden mandarse a fabricar solamente para tener luego el gusto de verse morir a uno mismo o para cumplir el sueño de tener al lado a la “persona ideal”. Hay máquinas que lo simplifican todo: pueden programar un sueño durante el tiempo y con la temática que se desee o pueden fabricar poemas.
Pero al lado de toda esa maravilla futurística, está también el conflicto humano: por un lado el vacío que no llena ni la tecnología ni la abundancia, por el otro las eternas aspiraciones o los sueños que empujan la vida. Aunque haya dos lunas, lugares distintos y todo se modernice, el texto de Galán nos hace pensar en esa esencia humana que no cambia y que ha llevado al hombre a transformar y transformarse a lo largo de todos los tiempos.
Esta vez no hay magos, ni protagonistas de larga y ensortijada cabellera, pero persiste en el texto algo que puede ser ya una característica en Galán: el drama humano.
Podría equivocarme o podría acertar. Si se lo digo al autor seguramente me miraría como siempre lo hace, con cara de “no había pensado en eso”... Lo que sí me gustaría es que cada quien saque sus propias conclusiones de este texto que merece ser leído y discutido.